LA FAMILIA.
Que palabra tan simple, pero a la vez que significado tan complejo. Todos de alguna manera formamos parte de alguna. O bien somos hij@s de, herman@s de, pareja de, madre/padre de, niet@s de. Todos formamos parte de un sistema familiar que tiene mucho que ver con nuestra forma de funcionar y relacionarnos con los demás.
Desde que nacemos y de manera innata, buscamos establecer vínculos de apego. Un experimento muy conocido ya concluyó en su día que la necesidad de afecto está por encima de la necesidad de ser alimentado. Por tanto, queramos o no, e independientemente de cómo se comportan mis figuras de apego, vamos a hacer todo lo posible por vincularnos con ellas.
TODOS LOS VÍNCULOS NO SON IGUALES
La gracia de todo esto es que nuestras figuras de apego no son perfectas y a veces la vinculación que hacen con nosotros es un pelín condicionada, esto es, su forma de vincularse va a depender de lo que cada uno cree que es lo mejor y de las necesidades que intuye que un ser dependiente necesita, además de la situación socio-cultural y personal en la que se encuentre esa persona. En resumen, que en base a las experiencias vividas cada uno va a establecer el vínculo de apego que mejor considera. Eso es, sin manual de instrucciones, y generalmente recurrimos a la experiencia, sin pararnos a pensar que tal me fue, que cosas podría cambiar o con que cosas me quedo.
Por todo ello y sin poder hacer nada, nos podemos encontrar con una manera de tomar decisiones, de tratarme, de vincularme con los demás que puede tener consecuencias.
Por poner 2 ejemplos. Es muy probable que la dificultad para poner límites tenga que ver con esas experiencias con nuestras figuras de apego durante los primeros años de vida. Por otro lado, también lo es, la dificultad para respetar las necesidades de los demás.
CONOCIMIENTO COMO HERRAMIENTA
Echar la vista atrás siempre es muy interesante para conocer esos primeros vínculos y el impacto que han podido tener en mí. Abrir el baúl de los recuerdos puede parecer a simple vista poco agradable, pero te garantizo que comprender tu forma de pensar y actuar puede facilitarte hacer pequeños cambios con los que te vas a sentir muy bien. Desde el centro de psicología Raquel Lassa en Bilbao, te propongo de manera presencial u online acompañarte en este proceso para orientarte en la búsqueda de respuestas.
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