El uso de las pantallas está causando estragos en la educación y en el desarrollo tanto cognitivo como emocional de nuestros menores.
Probablemente la desinformación ha provocado que much@s madres/padres e incluso abuel@s , ofrezcan a sus hij@s/niet@s un móvil o una Tablet para que jueguen.¡ Que grata sorpresa además al descubrir que les encanta! Se pasan, minutos e incluso horas si les dejamos y cómo les entretienen. Además, bajo la idea de que son juegos educativos y que también están aprendiendo, se nos ha vendido una herramienta super útil y encima nuestros hijos desarrollan la capacidad intelectual mientras juegan.
Sin embargo, a día de hoy no hay ningún estudio científico que demuestre que los juegos didácticos a través de las pantallas potencien más la inteligencia que la forma de jugar tradicional.
DEBEMOS TENER EN CUENTA…
Lo que no están explicando es, que es muy importante que en cada etapa de desarrollo el menor desarrolle unas habilidades como la destreza manual, la capacidad visoespacial, que es importante que manipulen con las manos el material de juego, por no hablar del desarrollo de la imaginación o la gestión del aburrimiento. Esto con la tecnología no tiene cabida.
Es cierto que en la generación anterior estaba la TV y si, el efecto hipnótico que provoca también nos dejaba fuera de combate, y las oportunidades de la gestión del aburrimiento o del desarrollo de la imaginación también estaban fuera de nuestro alcance si estaba la tv encendida. También había rabietas cuando apagábamos la tv.
El problema actualmente es que además de TV, tenemos móvil, Tablet, videoconsola y se ha normalizado en muchísimas familias el uso diario de al menos dos de estos aparatos. Aunque sea media hora, como restándole importancia por tratarse de poco tiempo. En esta ocasión el tiempo importa porque cualquier contacto con las pantallas invita a estar más tiempo.
Las imágenes, los cambios rápidos de plano, los sonidos y todo a la vez genera una hiperestimulación que al cerebro le gusta mucho y precisamente por ello se queda enganchado, generando una hiperactivación de los centros de recompensa y un exceso de liberación de dopamina.
Y aquí tenemos el mecanismo de adicción, al liberarse dopamina constante, el cerebro aprende que es una actividad que le genera un bienestar real y por tanto aprende a utilizarlo como recurso útil entre otras cosas para mejorar el estado de ánimo. De ahí la necesidad o la preferencia por jugar con un dispositivo con pantalla a elegir otros métodos tradicionales de juego. Bajo estas circunstancias, nuestro cerebro siempre va a preferir una pantalla.
NECESIDAD DE ACTUAR
Es muy importante que seamos conscientes y capaces de actuar rápido. Cuando llegan a la adolescencia este uso se multiplica y la capacidad de rendimiento escolar está disminuyendo de manera muy notable. El problema es que la exposición a pantallas no está dejando que el cerebro se desarrolle, retrasando la formación por ejemplo de la corteza prefrontal, encargada ente otras cosas de la capacidad de atención y concentración, la capacidad de reflexión, la regulación emocional, etc. Y por otro lado, zonas del cerebro como la amígdala , encargada de la respuesta emocional y el núcleo estriado, centro de recompensa por excelencia, permanecen hiperactivadas, debido al uso de pantallas (nos cuesta más retrasar cualquier recompensa, y nuestras repuestas siguen siendo impulsivas porque no trabajamos en ellas).
Además de las dificultades en rendimiento académico, es muy importante destacar el uso que le dan a las pantallas por ejemplo para evitar cualquier malestar, de manera que actualmente cualquier estado emocional negativo se enmascara con pantallas. Al evitar enfrentarse a esos momentos malos, la sensación sólo aumenta resultando cada vez más intolerable la gestión de estas emociones.
Por no hablar del acceso a conductas de riesgo en redes sociales, como las autolesiones, el porno, la adicción a otras sustancias, etc.
Por todo ello, si no tienes claro cuales deberían de ser las directrices o quieres poner solución a una rutina llena de pantallas y no te sientes capaz de hacerlo, no dudes en ponerte en contacto conmigo para buscar una solución individualizada donde sientas que tienes el control y los problemas con tu menor disminuyan.
10 motivos por los que los menores no deberían tener contacto con las pantallas
- Necesidad de aprender primero otras destrezas (coordinación bimanual, viso-espacial, juego cooperativo etc.)
- Aprender a gestionar momentos de aburrimiento
- Potenciar la imaginación y la creatividad
- Retrasan la adquisición del control de impulsos
- No hay evidencia de aporte de mayor aprendizaje
- Aprendizaje adecuado del lenguaje y las formas de comunicación en vivo
- Potencialmente adictivas por hiperestimulación de los centros de recompensa
- Aprender primer a tolerar y transitar emociones negativas en vez de evitarlas
- Las pantallas pueden interferir en el desarrollo de habilidades sociales
- Por que no las necesitan